Calostro

Noticia publicada el 03-10-2018

Del latín Colostrum, cuyo significado es la primera leche que genera una hembra mamífera para alimentar a su cría recién nacida.

José María Paricio, reputado pediatra gran conocedor de la lactancia materna, describe el “Tabú del calostro” y como en la antigüedad era considerado un líquido impuro, permaneciendo hasta nuestros días en algunas culturas, la costumbre de desecharlo hasta que la leche fluye blanca. Nada más perjudicial. A continuación explicaremos el por qué.

El calostro es un líquido que podríamos considerar inteligente, contiene células vivas y su composición varía en cada especie y también en función de las condiciones y necesidades de cada bebé en particular. Por ejemplo, en un bebé que nace prematuro, el calostro de su madre se modificará para aportar más anticuerpos, proteínas y grasas.

 

“El calostro es un fluido mágico, cada gota es un concentrado de nutrientes específicos para cada bebé en particular”.


Existen más de 5000 especies de mamíferos y cada una de ellas genera el calostro ideal para sus retoños. Somos la única especie a la cual, sin catástrofes naturales o mitos bíblicos de por medio, se nos ha ocurrido alimentar a nuestras crías con leche de otras especies y además ¡pensar que esto pueda ser igual de beneficioso! En la especie humana el calostro es rico en proteínas, vitaminas y minerales.

Sus proteínas favorecen la retención de agua para evitar la excesiva pérdida de peso del recién nacido mientras se instaura la alimentación por vía oral. Por otro lado impiden la proliferación de bacterias patógenas. Sus anticuerpos (aquellos generados por la madre a lo largo de su vida como respuesta a infecciones con las que entró en contacto) aportan inmunidad temporal, dando oportunidad a que el sistema de defensa del bebé vaya madurando poco a poco hasta que sea capaz de trabajar por sí solo. Podría considerarse al calostro la primera vacuna de nuestra vida.

Sus hidratos de carbono mantienen su nivel de glucosa en sangre y, más concretamente, los oligosacáridos poseen efecto laxante que favorece la eliminación del meconio (primeras heces del recién nacido), desechando el exceso de bilirrubina y previniendo por lo tanto la ictericia neonatal (coloración amarillenta de piel y mucosas).

Una mención especial merece la microbiota o conjunto de microorganismos (bacterias y hongos) que conviven en simbiosis en nuestro organismo y en particular en nuestro intestino. La presencia de dichas bacterias “amigas” en nuestro intestino, supone una barrera frente a patógenos y son coadyuvantes en la modulación del sistema inmunitario y en la absorción de nutrientes. Parece que además, la exposición a este amplio espectro bacteriano podría ejercer efectos beneficiosos frente a enfermedades gastrointestinales y respiratorias e influir en los procesos cognitivos del lactante. Esta colonización bacteriana se inicia en pequeña escala al final del periodo fetal, pero son las situaciones siguientes las encargadas de definir la microbiota intestinal inicial del recién nacido (que posteriormente se irá modificando a lo largo de su vida):

-    El paso del bebé a través del canal del parto: donde su piel y mucosas, entran en contacto con las bacterias vagino-rectales de la madre.
-    El contacto precoz piel con piel con la madre: entrando por primera vez en contacto con las bacterias de su superficie corporal.
-    La lactancia materna: el calostro y la leche madura son fluidos que poseen numerosas bacterias “amigas” procedentes del intestino materno. La primera toma de calostro tapiza el tubo digestivo del bebé de todas esas bacterias tan beneficiosas para su desarrollo inmunitario.

La ausencia de uno de estos 3 eventos dificulta, reduce o modifica la colonización del organismo del bebé por las bacterias maternas. Si la primera toma de alimento del bebé es de leche artificial (líquido aséptico y sin células vivas, por ejemplo bacterias y anticuerpos), su microbiota se verá modificada inexorablemente.

El color del calostro es amarillento debido a la presencia de beta-carotenos y su consistencia es densa aunque pueden existir diferencias de una madre a otra. Puede empezar a producirse a partir de la semana 16-20 de gestación.

Este oro líquido va disminuyendo de manera progresiva a medida que el bebé lo extrae del pecho de su madre los días posteriores al parto, siendo sustituido por una leche distinta aunque igualmente adaptada a las necesidades del bebé que cambian a diario. El volumen es mínimo y va en consonancia con los requerimientos del lactante y con la capacidad de su estómago, que no sobrepasa el tamaño de una cereza el primer día de vida llegando a tener el tamaño de una nuez alrededor del tercero. Esta pequeña cantidad también es la adecuada para no sobrecargar los riñones del bebé que no están acostumbrados a manejar grandes volúmenes. Por ello, desde un punto de vista nutricional y aún más los primeros días, es fundamental que el bebé mame frecuentemente. 
 
Alrededor del tercer día de vida del bebé, si se ha dado la extracción adecuada, se observará la leche de transición, más fluida y blanquecina, produciéndose la coloquialmente llamada “subida de la leche”.

Cualquiera que sea la cantidad de calostro asumida, por pequeña que esta sea, tendrá innumerables beneficios para el recién nacido tanto a corto como a largo plazo.

Sin embargo, hay situaciones que pueden requerir suplementación los primeros días de vida, y aunque la prioridad será siempre que el bebé realice un agarre directo al seno materno, pueden existir circunstancias en las cuales esto no sea posible, o que, aun siendo posible, la producción materna no sea suficiente. Hablamos, por ejemplo, de patologías como diabetes materna, cirugía de reducción mamaria o escasa producción láctea, cesárea u otras circunstancias en las que pueda darse una separación madre/bebé, pudiendo todas ellas interferir en la subida de la leche o en su producción.

En estas situaciones podría ser beneficioso recurrir a la extracción de calostro prenatal, ya que :

-    Supone el almacenamiento de un alimento extra para el bebé evitando así suplementar con leches artificiales y los perjuicios que esto conllevaría.

-    Supone tener tu propia leche para prevenir o tratar eventuales situaciones como la ictericia o la hipoglucemia.

-    Aporta confianza y seguridad a la madre con respecto a la lactancia y la técnica de extracción.

-    Ayuda a establecer la lactancia precozmente y favorece su buena evolución por estar ya familiarizada con el pecho y su funcionamiento.

La extracción de calostro prenatal es una técnica de estimulación y extracción manual que realiza la propia mujer, sugerida en situaciones especiales y que requiere de asesoramiento individualizado y supervisión por parte de un profesional experto en lactancia materna. No siempre es necesario realizarla, pero saber de su existencia puede favorecer la lactancia en caso de situaciones particulares. Si estás interesada, no dudes en consultar con tu matrona de referencia.

Podría decirse que el calostro es un fluido mágico, cada gota es un concentrado de nutrientes específicos para cada bebé en particular. Su composición varía de madre a madre, en función de las necesidades del recién nacido y también en una misma mujer dependiendo del momento de día. Una amalgama de células vivas con la que ninguna fórmula artificial se podría comparar aunque quisiera.

Es por ello que, independientemente de la evolución de la lactancia, es de vital importancia ofrecer el calostro al nacimiento; incluso si se inhibiera la lactancia posteriormente, los beneficios a ese punto ya serían como hemos visto… infinitos.•

Cristina Fernández Iglesias
Matrona

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