Si los hombres hablasen

Noticia publicada el 30-01-2015

“¿Y qué es eso del grupo de hombres?”

Sencillo, somos un grupo de hombres-padres que nos juntamos cada 15 días los miércoles en La Cocinita de Chamberí, en Madrid, para hablar, compartir, apoyar y aprender sobre lo que significa ser hombre dentro del embarazo, la crianza y la vida.
En los últimos meses me han contactado de distintas televisiones autonómicas, de La 2, El País, La Cope, Ser Padres y otros medios. ¿Cuál es la noticia? Pues haber montado #siloshombreshablasen que no es otra cosa más que un espacio de #hombresencrianzaque hacía falta principalmente porque el hombre se excluye de gran parte de su responsabilidad en la misma.

¿Acaso es tan raro que el hombre de un paso al frente y tome una postura más activa y presente física y emocionalmente en su rol de padre y pareja? La verdad es que creo que sí. He observado muchos casos en los que dicha exclusión obedece tanto a una elección del hombre como de la mujer.

Mi objetivo en este grupo no son los señalamientos, ni estigmatizar a unos y otros, todo lo contrario. La idea es reflexionar sobre el pasado, de dónde venimos los hombres y las mujeres en estas áreas. Así sabremos posicionarnos de una manera constructiva y sana para encarar un futuro más justo y consciente para nuestros hijos.

Con esta idea nació #siloshombreshablasen, en la primavera de 2009, poco después de que me dijesen que iba a ser padre por primera vez. Por aquel entonces me di cuenta de lo poco que contábamos para las mujeres y para la sociedad en cuestiones de embarazo y crianza. Era increíble pero al hablar con la gente de mi entorno, todos coincidían, “eso es un tema de tías”.

“No hombre no, que soy el padre, tendré algo que decir ¿no?” Pues no, no mucho. Resultó que todos tenían razón y yo me empeñaba en una idea quimérica de la vida. Claro, normal, el hombre estaba desconectado de la maternidad. Eso nos hacía estar desinformados y si no sabes de lo que hablas es lógico que no te tomen en serio. Ante la ignorancia de lo que le sucede a la mujer a nivel fisiológico y más aún, a nivel emocional al hombre solo le queda tirar de estereotipos desfasados; y no es plan.

Es verdad que desde entonces las cosas están cambiando y que han crecido los espacios en los que se abordan los temas de embarazo y crianza y que cada año surgen más pero generalmente desde iniciativas de mujeres. Sin embargo veo y percibo que se practica aun con demasiada frecuencia un modelo de embarazo, parto y crianza que emplea el miedo como palanca de cambio y sinceramente creo que no es la manera de preparar a nuestros hijos para el futuro que se les presenta.

Me explico.

Nací en 1974. Nuestra generación vivió la realidad de que la mujer no era dueña de su patrimonio y necesitaba del permiso de un hombre para sacar dinero de un banco. Aunque fuese millonaria. Un hombre debía firmar por ellas. Esto es real y sucedió antes de ayer. A los que les suena Naranjito, La Bola de Cristal, Tocata y Mazinger Z sus madres vivieron esta realidad. Eso si alguna iba al banco, que eran las menos.

La mujer vivía doblegada a muchos niveles. Ya lo creo que sí. Conducir, votar, trabajar, llevar pantalones, gozar de su sexualidad, pertenecer a un consejo de administración o entrar en un bar sin compañía de un hombre no son logros a olvidar. Podemos caer en el grave error de minimizar la importancia de miles de ejemplos como estos y perderíamos totalmente la perspectiva.

La mujer debía obedecer ciertas consignas y transmitía en su crianza determinados valores de épocas anteriores. Valores que hoy vemos antagónicos con principios democráticos como la igualdad o con una crianza con apego y respetuosa o con un embarazo y parto respetado y consciente.

La mujer del siglo XXI está saliendo en masa de la doblegación, reconectando  con su energía femenina, liberándose del yugo de viejos preceptos caducos y bloqueantes para los desafíos del nuevo milenio. Es decir, ellas supieron afrontar sus miedos.
Cómo me gustan estas mujeres. Las escucho. Aprendo tanto de ellas. Las necesito. Son el espejo donde mirarnos. Van más allá del guión que se les adjudicaba demostrándonos que los hombres podemos hacer lo mismo.

Mirando a la mujer vi el grandísimo servicio que nos están haciendo. Están tomando las riendas de su vida, de su salud, de sus cuerpos y de sus emociones, formándose e informándose, empoderándose, organizándose, emprendiendo y así, renaciendo.
Asistiendo a este parto fue cuando tomé conciencia de que así tenía que ser. ¿Acaso no venimos todos de una mujer? Pues claro, hombre. Ellas están totalmente diseñadas para dilatar lo necesario para dar la bienvenida a una nueva vida, a una nueva manera de ser. Sin intervención, sin invasión, con respeto, escucha, acompañamiento, con alegría por el nuevo ser que llega… de eso se trata caramba y ahora ¿no merece y ha de hacer lo mismo el hombre?

Ellas son las madres, nosotros seremos siempre hijos. Ellas nos abren el camino. Gracias, de veras, gracias. Ahora nos toca a nosotros. Estamos aprendiendo de vuestra doblegación para vislumbrar la nuestra. Cuesta despertar pero en ello estamos.
¿Que qué nos ayuda?: respeto, escucha, acompañamiento, paciencia, compañerismo, empatía con nuestra herida, calma, conexión y amor, sí, amor del de verdad, no desde el ñoñismo sino del de yo me ocupo de mi misma y tú te ocupas de ti mismo y vamos de la mano porque nos gustamos.

El hombre tiene que dejar de pasar por la paternidad pidiendo perdón y permiso. El hombre tiene que salir del empanamiento en el que fue criado en determinadas cuestiones y empezar a espabilar, a formarse e informarse en “quién es” para dejar atrás “lo que fue”. Tomar las riendas de su ser desde la conexión y la presencia y solo así podrá apoyar a sus hijos en el viaje de la madurez y de la adaptación al mundo que se les presenta.
De eso va #siloshombreshablasen

Javier de Domingo
Psicólogo y papá

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